La Unión Europea conmemora esta semana el 60 aniversario de los Tratados de Roma, pero sin grandes fastos. 60 años después de la firma que selló la Comunidad Económica Europea y el Euratom, el proyecto está sumido en una crisis, con el reto del brexit y con la posibilidad de la desintegración sobre la mesa. En estas circunstancias, es grande la tentación de idealizar el plan original de los llamados padres de Europa. El mérito de aquellos líderes no fue su clarividencia sino su flexibilidad, su perseverancia y una amistad sincera que se forjó en la búsqueda del bien común.