El título está extraído de un texto de Querida Amazonia, de Francisco, y quiere resaltar la idea central del libro: la esperanza no radica en que podamos controlar el futuro, sino en dejarnos sorprender por las cosas que suceden inesperadamente, muchas veces con total independencia de nuestra voluntad. Es una invitación al desprendimiento, al abandono y a la contemplación.