Primero la desilusión, luego la revelación
«Esta obra se presenta como una serie de ocho cuadros que trazan el recorrido espiritual de un hombre a través de escenas decisivas: primero la desilusión, luego la revelación. Cada episodio es fortuito, gratuito, incluso gracioso en el sentido de regado por una gracia repentina y profunda». (Astrid De Larminat en Le Figaro)