«Alabado sea el Señor por nuestra hermana, la muerte del cuerpo»

«Me dirijo al hombre de la calle, escéptico pero también compresivo, y mi única esperanza, bastante vaga por cierto, es que si abordo la biografía de este gran santo por el lado llamativo y popular que evidentemente tiene, tal vez logre que el lector perciba la coherencia de una personalidad intachable.»