La imagen idealizada del político queda ahora libre de los antifaces que se le han superpuesto. Azaña no es el «santo
laico» que tantas veces se ha reflejado en artículos y en libros.
La imagen idealizada del político queda ahora libre de los antifaces que se le han superpuesto. Azaña no es el «santo
laico» que tantas veces se ha reflejado en artículos y en libros.