“Carrón ha dado en el clavo, este libro propone un cambio de paradigma –añade Azurmendi–. Frente al paradigma pelagiano y moralista, aquí se bebe en las fuentes primigenias del asombro. Este libro es una cartografía para vivir la fe de un modo nuevo, para vivir de un modo más razonable del cristianismo, más razonable de cómo nos lo propusieron a nosotros”.