No parece tarea fácil mantener viva la literatura navideña en esta época materialista, descreída y deshumanizada que nos ha tocado vivir, donde toda inocencia y misterio son sospechosos y objeto de irrisión. Por eso es tan meritorio el esfuerzo de este puñado de autores y del propio editor por ofrecer unas historias tan entrañables como las recogidas en Tardes de Año Nuevo.