Estos artículos funcionan como pequeños ensayos, no han perdido ninguna vigencia más de cien años después y, sobre todo, son una invitación a «permanecer vigilantes» para no perder «la capacidad de pensar», además de una ayuda para «evitar ser sujetos pasivos de lo políticamente correcto, un modo de pensar que se impone abrumadoramente e impide el ejercicio del propio pensamiento».