«Siempre he tenido presente que la comunidad cristiana no nos va a abandonar, y que lo que se pierda, de lo material, se va a reponer, de eso no tienes que tener miedo. Lo único a nivel personal que se puede perder es mi vida, y ése es el riesgo que yo he asumido al ir allí como misionero. A veces te sientes muy solo y se te sigue pidiendo lo mejor. Por eso hay que abrazar la cruz con fuerza y con fe»
