Se trata de un libro muy adecuado para estos momentos en que, como señala el autor, los cristianos tienen que hacer una falsa elección: entre la insignificancia y la histeria. Para algunos, los cristianos serían solo un pequeño grupo que conserva a duras penas su fe, barrida por la impetuosa corriente del progreso. En cambio, otros reducen el cristianismo a lo apocalíptico en el peor de los términos: el apocalipsis entendido como catástrofe, y no como revelación, que es su significado etimológico.