No cabe duda que el amor y el deseo, según comenta Alejandro Llano en el prólogo de este libro, son «temas de fondo que se dan por sabidos y que, al cabo, resultan ampliamente olvidados». Esta es quizá una de las grandes virtudes de la obra. Se trata de
retomar novedosamente en el ámbito de la filosofía, como suele
hacer este autor, echando mano de literatura de gran calado, un
gran asunto de fondo en la reflexión especulativa, el cual es además
la realidad vivencial por excelencia.