Como confieso en el prólogo, un fuerte impulso interior me empujó a escribir este libro cuando menos lo esperaba. Es como si alguien me llevara de la mano. Luego he comprobado, a medida que avanzaba en el relato, que la figura histórica de Jesús de Nazaret es apasionante, la más fascinante y misteriosa de la historia humana, incluso para el que no sea creyente. En estos tiempos de increencia y olvido me parece que no está mal ponerlo de relieve.