El estilo literario

Este relato resulta de un equilibrio fascinante: es poético, por medio de una prosa directa y concisa. No hay afectación, ni exhibición de estilo; es terso, y su precisión no adolece de tonos almibarados ni de crudeza morbosa. Como todo el libro, hay en este capítulo una sencilla y nutrida armonía de haiku que lleva a pensar si Dios, en realidad, es japonés y no hebreo.