Cuando no lo leemos, podemos preguntarnos si no estamos recurriendo demasiado a Chesterton; pero es empezar a releerle y rendirse a la evidencia, porque siente como casi todos, piensa como muy pocos y ve como casi nadie.
Cuando no lo leemos, podemos preguntarnos si no estamos recurriendo demasiado a Chesterton; pero es empezar a releerle y rendirse a la evidencia, porque siente como casi todos, piensa como muy pocos y ve como casi nadie.