La oligarquía o, más precisamente, esa ley de hierro que no está escrita pero que siempre se cumple, hace que la oligarquía sea capaz de monopolizar el régimen y, por ello, condiciona el poder legislativo del Estado, pero, si es incluso capaz también de condicionar con intensidad el poder ejecutivo, puede monopolizar entonces la forma de gobierno. Para el autor, hoy en día esta coincidencia no es una quimera sino una realidad. La forma del gobierno y el régimen, por tanto, coinciden en la oligarquía actualmente. Ello se debe, entre otras razones, a que los oligarcas abusan con tal intensidad del poder que ya no se someten al Derecho establecido.