Dawson pone de manifiesto que Europa se desmorona por no ser fiel a sus raíces culturales y espirituales, porque el humanismo ateo, en su búsqueda de una utopía mundial, acaba siendo un humanismo inhumano. (…) Europa se enfrenta, en el siglo XXI, al «ser o la nada». Puede quedarse en una extensión del mundo árabe.
(…)Dawson se pregunta cómo se podrá preservar la inteligencia orientadora de la cultura y salvar las tradiciones espirituales de Europa. Una de sus respuestas es la educación.