Hamlet, pero no tanto

Al menos para estos actores ambulantes de Se llamaba Carolina, donde el ser dirime sus diferencias frente al no ser en una cuestión de supervivencia, donde las «palabras, palabras, palabras» hamletianas tienen sus razones de esperanza, […] concluye en el último capítulo, lleno de hallazgos líricos, con lo más shakesperiano de Hamlet: «¡Qué obra maestra es el hombre!». O sea, como el talento de Jiménez Lozano lo demuestra en esta gran novela.