El periodismo es un oficio que mantiene una mala salud de hierro. Los diagnósticos sobre la crisis de la profesión se han convertido en lugares comunes que no por repetidos pierden su verdad: altísimo paro estructural, ínfimos salarios, periódicos que agonizan… Sin embargo, las facultades de Comunicación proliferan y, lo que es más asombroso, no decae el número de matriculados. ¿Por qué estudiar una carrera que lleva implícito un voto de pobreza? ¿Cómo surge una vocación tozuda que desafía a los discursos cenizos con la fuerza de su propio entusiasmo? A esta y otras preguntas pretende responder Teresa Gutiérrez de Cabiedes (Pamplona, 1977) en el ensayo Palabra de Hannah Arendt. Ser o no ser periodista en la era punto cero. […]