Son, sin embargo, los cinco últimos estudios los que más me han gustado. Obras ya de madurez, su mirada sobre Pickwick (al que hermana en su centenario con Don Quijote, en un genial divertimento literario), sobre Kipling (al que leyó en su juventud y al que rinde emocionado tributo, pues «la virtud más auténtica del lector es la gratitud»), sobre la mitología (tan alejada de la cultura europea a partir de 1850, como explica magistralmente) y especialmente el artículo titulado «Historia y novela» (toda una diatriba contra el falseamiento de la cultura, de dolorosa actualidad en nuestros días) me han fascinado.