Inger Enkvist es una presencia incómoda.

Su autoridad en la materia y las evidencias que aporta en su argumentación ponen en entredicho muchos de los postulados de la Nueva Pedagogía, una línea de pensamiento educativo que ha concebido las aulas como un campo de pruebas destinado a «resolver diferentes problemas sociales a través de la educación sin tener en cuenta que la escuela necesita ciertas reglas para funcionar»