La opción de Pego por Dios, la oración, la lectura, el silencio, la fuga mundi —¿el desierto es el lugar al que exiliarse, o es el yermo de la Modernidad en que vivimos?— conduce a un entorno o actitud que llama monasterio, y donde debe habitar todo cristiano, sea laico, clérigo o consagrado.