En este libro distingue (Bernanos) las palabras “optimismo” y “esperanza” La primera es un falso sinónimo, un mero sucedáneo y una “trampa” que los políticos emplean como herramienta propagandística con el fin de que los ciudadanos ingenuos se dispongan a creer, a aprobar y a sufrir las promesas engañosas. De manera rotunda él llega a afirmar que “el optimismo es una falsa esperanza para uso de los cobardes y de los imbéciles”. Especialmente oportunas me parece su denuncia de la crisis que sufriría Francia y Europa, a mitad del siglo XX, y que, en la actualidad, a mi juicio, son aplicables a todo el mundo: “Pero pienso -y más vale decirlo cuanto antes- que esas crisis no son más que las manifestaciones diversas de otra crisis mucho más general. Esa crisis es una crisis de civilización”.