En definitiva, esta obra de gran formato (27×27 cm) es una experiencia visual y narrativa recomendada a todo el mundo. Tanto para quienes ya hayan visitado la basílica, volverán a recordarla y es muy probable que descubran ángulos que en su día pasaron por alto, como para quien no haya ido. A estos últimos les despertará una impaciente inquietud que no pacificarán hasta el día que visiten este extraordinario tesoro del arte español y universal: fruto de la simbólica libertad vertical que la corona.