El curioso azar quiso que el día en que Bellamy se estrenaba como profesor de Filosofía, un inspector del Ministerio de Educación francés pronunciara la siguiente frase: «Ustedes no tienen nada que transmitir». Podemos imaginar qué supuso esta sentencia para el autor del presente ensayo. Su vocación de profesor de Filosofía parece no tener ningún sentido en su Francia natal