De igual modo que la principal característica de los búhos son sus enormes ojos, lo más destacado de estos cuentos es la mirada. Cada detalle del texto rompe el silencio para hablar con voz propia. Siguiendo el camino de la intrahistoria que abrió Unamuno, por las páginas de La querencia de los búhos desfilan personajes anónimos, olvidados, en apariencia intrascendentes, que se transforman en los verdaderos protagonistas. Asuntos a primera vista triviales se convierten en el eje sobre el que pivotan los distintos relatos.