Lo que Eliot dijo empleando símbolos en ocasiones inciertos y un lirismo estremecedor, que hiere y horada nuestras fibras más profundas, lo han dicho –peor– filósofos y pensadores varios, como aquí consigna García de Leániz. (…) Todavía hoy habitamos en tierra reseca, pero por suerte contamos con obras como esta, que nos descifran el lenguaje de otras para vivificar nuestro paisaje.