(…) añade Varden una sugerencia muy perspicaz en torno a la castidad: cuando se presenta con ira o indignación no puede resultar atractiva. “Dios, por su parte, mira más bien los asuntos de los corazones y de los cuerpos humanos con una paciencia realista”, y notemos que “paciencia” es más que una capacidad de soportar, significa sobre todo sufrir con el otro, por su incapacidad.