En su relegación del ciudadano común y su modo de vida, muchas ciudades incumplen un mandamiento que Luis Ruiz del Árbol ha escrito en su reciente y memorable Lo que todavía vive, y que debería estar tallado en piedra en la entrada de cada Ayuntamiento: «Partir siempre de lo que existe, nunca de lo que falta o de lo que se supone que debería existir».