El problema fundamental de la modernidad: ha dejado de considerar el mundo creado y la humanidad como intrínsecamente valiosos. A fin de responder a este grave desafío, explora la idea de que la humanidad debe regresar a la Edad Media, no a una época de retraso y barbarie, sino a una Edad Media que entendía la creación –incluidos los seres humanos– como el producto de un Dios inteligente y bondadoso.