El genio educativo de don Giussani fascinó al joven Scola y la relación entre ellos mostró cómo el principio de autoridad bien entendido no está en contra de la libertad, sino al contrario, la exalta. Y cómo ese método educativo –partir de la experiencia y no de un discurso dialéctico– impregnó toda la vida y el apostolado de Scola.