A pesar de la tan endémica como buscada ignorancia de los españoles por los méritos propios -en historia, pensamiento, letras, ciencias, deporte…, por no hablar del correspondiente desprecio apriorístico de buena parte de nuestras élites, ya por complejos, envidias o sectarismos ideológicos, las creaciones del espíritu español siguen causando notable interés, cuando no admiración, fuera de nuestras estrechas fronteras.