Se ha perdido el relato y aprecio por nuestras tradiciones, se adoptan anglicismos sin necesidad, costumbres foráneas nocivas; no por ser de fuera, sino por ser meramente consumistas. Los planes de estudio contribuyen al desprecio de lo propio, y los medios de masas lo fomentan. Y no ha sido algo espontáneo. Muchos españoles conocen el cuento de Dickens y ni uno solo de nuestra rica literatura.