(…) Por eso conocen más los pobres que los sabios, los humildes que los soberbios. Porque los segundos ya lo han visto todo, pero los primeros, no saben nada salvo que todo, aunque oculto, está ya, y que por tanto todo está por descubrir. Se trata por tanto de mirar y cuidar lo que crece, como los jardineros, como lo que genialmente nos ha descrito Luis Ruiz del Árbol en su reciente libro “Lo que todavía vive”.