La vida en común es siempre una vida problemática. Siempre. Y a veces, desde posturas muy beatas de la Iglesia, se predica la posibilidad de realizar el cielo en la tierra entre los hombres, donde todos se llevan muy bien y se ayudan mutuamente… La vida en común es tan problemática que no sabemos cómo no producir exclusiones cada vez que hablamos de nosotros. Por mucho que los grandes románticos socialistas del siglo XIX dijeran que una escuela que se abre es una cárcel que se cierra, el hecho objetivo es que no hemos parado de abrir escuelas y de inaugurar cárceles. No sabemos cómo no generar excluidos. Y ese es uno de los elementos trágicos de la vida en común.