Un deseo expresado con las palabras justas

No hay ser humano que no haya tenido la sensación universal de estar desalineado consigo mismo, de sentir que el camino ofrece múltiples posibilidades y no querer tomar ninguna o querer tomar todas a la vez, de no saber bien quién devuelve la mirada en el espejo. (…) Así, en el corazón del misterio de la castidad, descansa, en palabras de Varden, “el deseo profundo de ser vistos como somos, el deseo de que alguien pueda verme con todo lo que soy y no huir de mí”.