Tras la atenta lectura de esta obra colectiva, coordinada por las profesoras Lourdes Flamarique y Claudia Carbonell, me permito adelantar mi conclusión: es un libro oportuno, importante y necesario. Oportuno porque nos llega en un momento en el que se ha extendido la impresión de que la verdad y las verdades han perdido sus valores; importante porque aborda las consecuencias graves de su devaluación en la vida individual y colectiva; y necesario porque nos advierte cómo esta corriente socaba los fundamentos de las convicciones que sustentan y orientan las tareas profesionales, las relaciones sociales, las ideologías políticas y las convicciones religiosas. En resumen, porque tiene mucho que ver con nuestra vida individual y con nuestro bienestar colectivo.