Lo que realmente sostiene el libro es el relato, una aventura simpática, que como los grandes relatos infantiles, es descabellada pero al mismo tiempo parece casi creíble (y así lo viven los niños, que asumen que lo fantástico podría bien ser real).
Lo que realmente sostiene el libro es el relato, una aventura simpática, que como los grandes relatos infantiles, es descabellada pero al mismo tiempo parece casi creíble (y así lo viven los niños, que asumen que lo fantástico podría bien ser real).