¿Cómo hacer para que la universidad recupere la pasión por la educación humanista y suscite en los estudiantes de cualquier grado el deseo de saber como un fin en sí mismo, de educar el intelecto y de buscar la verdad? ¿Es posible que profesores y alumnos lleguen a verse como una comunidad intelectual, en la que todos crezcan como personas y se interesen por el progreso de la sociedad? ¿Cómo transformar las aulas universitarias en espacios donde se aprenda a cultivar el propio juicio y a debatir de forma civilizada?