Un texto distinto al que nos tiene acostumbrados el panorama editorial actual.

Estamos ante un libro de difícil clasificación. No es un trabajo de historia al uso, pues se adentra continuamente en el mundo de las ideas, pero tampoco es un ensayo, pues el componente histórico es indiscutible. Se trata más bien de una simbiosis entre distintas disciplinas cuya tesis subyacente consiste en atribuir a la religión, a pesar de las críticas que recibe y por mucho que nos intentemos apartar de ella, el carácter de fuente de cualquier civilización.