Hay, a su manera, en “Resucitar” un relato hermoso del hecho extraordinario del que nos hablaba Morente. Hay, en sus páginas, ese aroma casi sagrado que se cuela en los cuentos de Jiménez Lozano. Hay comunicación sencilla y autenticidad, porque Bobin tiene el don de la sencillez tan paradójicamente compleja cuando se vive como Dios manda. Por eso, “Resucitar” es, sobre todo, celebración de la existencia.