Una novela imprescindible para el hombre de hoy que se angustia por muchas de las cuestiones que afloran aquí (el dolor, la libertad, el amor, la relación con lo divino…). No en vano, el autor es un converso del protestantismo, muy capaz por su trayectoria de asumir las miserias de los hombres con la misericordia, trasunto del amor divino. Y que con este libro tal vez ha puesto en práctica la petición de su protagonista: “concédenos gastar nuestra fe y las fuerzas que tenemos a imagen tuya en servicio de tu creación”.