San Tíjon luchó «cara a cara con el poderoso régimen soviético», y se «mantuvo firme en su decisión de no permitir la politización de la Iglesia», por lo que sufrió varios atentados contra su vida y falleció en 1925, probablemente envenenado.
San Tíjon luchó «cara a cara con el poderoso régimen soviético», y se «mantuvo firme en su decisión de no permitir la politización de la Iglesia», por lo que sufrió varios atentados contra su vida y falleció en 1925, probablemente envenenado.