Cambiar el mundo con los ojos y el corazón puestos en Dios

En Manicomio de verdades, Rémi Brague cuenta el desconcierto entre la élite de la intelectualidad francesa cuando el Papa Benedicto XVI, el 12 de septiembre de 2008, en París, propuso como ejemplo la vida monacal de la Edad Media. (…) Lo que Benedicto XVI quería sugerir es que solo se puede cambiar el mundo de este modo indirecto, con los ojos y el corazón puestos en Dios. Es la lección primordial que podemos extraer de las órdenes monásticas.