Sin llegar a empuñar las armas, no temió arriesgar su vida por Cristo y por la Iglesia, uniéndose a los cristeros en el convulso México de hace cien años.
Sin llegar a empuñar las armas, no temió arriesgar su vida por Cristo y por la Iglesia, uniéndose a los cristeros en el convulso México de hace cien años.