El Vía Crucis es una de las devociones con mayor arraigo en la historia del cristianismo. Romano Guardini dijo de ella que era «la más antigua y hermosa de las devociones populares». Es una meditación orante de la pasión y muerte de Jesucristo a través de diversos momentos y situaciones en el recorrido que hizo hasta su crucifixión. Como todas las devociones que han prendido en el cristianismo, ha nacido y se ha propagado de «abajo a arriba», si se me permite decirlo así. Las genuinas devociones son espontaneidad y tradición.