Von Balthasar, Giussani y Newman escriben las catorce estaciones

El Vía Crucis es una de las devociones con mayor arraigo en la historia del cristianismo. Romano Guardini dijo de ella que era «la más antigua y hermosa de las devociones populares». Es una meditación orante de la pasión y muerte de Jesucristo a través de diversos momentos y situaciones en el recorrido que hizo hasta su crucifixión. Como todas las devociones que han prendido en el cristianismo, ha nacido y se ha propagado de «abajo a arriba», si se me permite decirlo así. Las genuinas devociones son espontaneidad y tradición.