Cualquier efemérides centenaria nos da siempre la ocasión para una reflexión y para ese impulso de volver a estrenar lo que a diario se nos concede como una herencia recibida, y al mismo tiempo como una tarea que nos empuja a la prolongación llena de creatividad fiel.
Si queremos celebrar de nuevo con gozo y provecho una efemérides clariana con motivo del 750 aniversario de su muerte, hemos de saludar este camino eclesial que se nos abre: ser fieles al carisma de Clara de Asís, con una creatividad que no lo enajene, y con una fidelidad que no lo acartone. Éste es el reto y éste el camino.
La historia cristiana de la Orden de Santa Clara tiene ocho siglos de fidelidad. El discurrir de tantas monjas clarisas que han sabido vivir en sus monasterios esa página evangélica que representa el clarianismo dentro de la gran familia franciscana, encuentra su punto de partida en la mujer con la que esa historia da comienzo: santa Clara de Asís. Precisamente el hecho de haber transcurrido tantos siglos introduce una legítima necesidad de saber leer el carisma de la Fundadora tras tantas épocas cambiantes y cambiadas. No es algo simple, aunque de suyo sea sencillo, como son siempre las cosas de Dios. Porque no toda lectura resulta siempre adecuada para entender y vivir lo que en un carisma se nos da. Se trata menos de leer en Clara lo que Dios escribió en ella, de recibir en Clara cuanto Dios en ella nos da. Esto es lo que nos jugamos cuando nos disponemos a mirar el don que representa Clara de Asís.
A ello quiere contribuir la presente edición en lengua española de una serie de trabajos excelentes de la gran conocedora de Clara de Asís, la clarisa italiana Hermana Chiara Augusta Lainati.
Autora
Chiara Augusta Lainati
La Hermana Chiara Augusta Lainati nació en Saronno (Varese, Italia) en 1939. Estudió Filología Clásica en la Universidad Católica del Sacro Cuore (Milán), en donde conoció al Profesor Ezio Franceschini, decano de la Facultad e importante medievalista, quien la introdujo en el conocimiento profundo de san Francisco y santa Clara de Asís. Se doctoró en 1962 con una tesis sobre santa Clara. Quince días después de su defensa doctoral entró en el monasterio de las Clarisas de Asís. Muy solicitada en conferencias y numerosas publicaciones cn colaboraciones científicas sobre la espiritualidad franciscano-clariana, ha trabajado también con notorio fruto en el campo de la formación de las jóvenes clarisas en diversos monasterios. Actualmente vive en el Monasterio de las Clarisas de Matelica (Las Marcas), la provincia franciscana de las célebres Florecillas de San Francisco.