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Ser finito, ser eterno

Intento de un ascenso al sentido del ser

Este ensayo lleva la impronta del extraordinario viaje intelectual y espiritual de su autora, una de las mujeres más notables del siglo XX. Nacida en Alemania en el seno de una familia judía practicante, Edith Stein abandonó su fe siendo adolescente y más tarde se convirtió en una figura clave entre los primeros discípulos de Edmund Husserl, fundador de la fenomenología. Experimentó una profunda conversión y se bautizó en la Iglesia católica. Refundió a fondo un ensayo anterior, Potencia y acto, para producir el presente texto, que permanecía inédito en el momento de su muerte en 1942 a manos de los nazis. Ser finito, ser eterno es la principal obra filosófica de Stein, un diálogo entre Husserl y santo Tomás de Aquino que se extiende a Platón, Aristóteles, san Agustín, Duns Escoto, etc. Un breve texto de Stein resume el nervio que recorre esta obra: «Porque al hecho innegable de que mi ser es fugaz, que se mantiene de momento en momento y que está expuesto a la posibilidad de no ser, le corresponde otro hecho igualmente innegable, que, a pesar de esta fugacidad, soy y soy mantenido en el ser de momento en momento, y en mi ser fugaz abrazo un ser que perdura».

COLECCIÓN: Nuevo Ensayo
MATERIAS: Filosofía: metafísica y ontología, Filosofía de la religión
PÁG: 504      TAMAÑO: 15 x 23 cm      PUBLICACIÓN: Oct 2023      ISBN: 978-84-1339-159-5
disponible en ebook:Ser finito, ser eterno en epubSer finito, ser eterno en pdf
 
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Autora

Edith Stein

Nació en Breslau, Alemania, en el seno de una familia judía, el día de Yom Kipur, el 12 de octubre de 1891. En 1911 ingresó en la Universidad de Breslau, donde empezó a estudiar germanísitica e historia. En 1913 estudió filosofía en la Universidad de Gotinga y se convirtió en discípula de Edmund Husserl. Allí se acercó por primera vez al cristianismo. En 1921 leyó la autobiografía de Santa Teresa de Ávila, determinante para su conversión definitiva. En 1922 fue bautizada y confirmada y diez años después ingresó en el Convento de las Carmelitas Descalzas de Breslau, con el nombre de sor Teresa Benedicta de la Cruz. Fue arrestada junto a sus compañeras del convento por la Gestapo y enviada al campo de concentración nazi de Auschwitz, donde murió en 1942. Fue beatificada en 1990 y canonizada en 1998.

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